Jorge Daniel Taillant es fundador de CEDHA y dirige su trabajo en glaciares y minería

El día martes 11 de junio en la Universidad Siglo 21, Shawn-Patrick Stensil [1]analista vinculado a temas de energía nuclear de Greenpace ofreció una conferencia cuestionando la seguridad del reactor Nuclear Candu 6 que opera actualmente en Embalse.

Su exposición giró en torno a cuatro puntos fundamentales que cuestionan el afán del gobierno argentino de seguir utilizando reactores nucleares para la generación de energía y la falta de interés en reemplazarlo por energías limpias y renovables. Cada punto demuestra la falta de transparencia a la hora de proveer información a la ciudadanía sobre los costos y riesgos que implicaría prolongar la vida útil de Embalse por otros treinta años. Stensil destacó los siguientes puntos: La tecnología CANDU 6 está en franca decadencia; se puede aprender sobre el desastre de Fukujima; Argentina no recibe el mismo acceso a la información que en Canadá (creador del CANDU 6) para finalizar haciéndonos la siguiente pregunta ¿Que podemos hacer en Argentina? 

La tecnología CANDU 6 está en franca decadencia. 

Luego de finalizada la segunda Guerra Mundial, Canadá contaba con la tecnología necesaria para el desarrollo de reactores nucleares. Creada la empresa Athomic Limited Canadá se convirtió en exportador de reactores nucleares CANDU 6. Los mismos fueron exportados a países como EEUU, Pakistán, India, Corea y Argentina.

Sin embargo a pesar del auge de los reactores CANDU 6 en los ochenta, el mundo comenzó a optar por diseños distintos de reactores, ¿los motivos? El alto costo de producción sumado a una falla sustancial en su construcción lo que implica que en algún momento de su vida útil debe ser reconstruido por completo (incentivando aún más su costo). Debido al extremo calor que levantan sus tubos, tiene que ser reemplazados por completo. Esto es muy riesgoso y caro, algo que Shawn-Patrick Stensil compara con un trasplante de corazón en una persona. Además, el tiempo y el costo de su reconstrucción equivalen a hacer uno nuevo, «en Canadá se está tomando la decisión de que esto no vale la pena y directamente están cerrando estos reactores» dijo Stensil. Ya se cerraron dos reactores en Pickering y Quebec. Al final de la década se habrán cerrado seis más y esto porque los operadores concuerdan en que es demasiado costoso reconstruirlos. De los 22 reactores existentes en Canadá, el gobierno habrá cerrado nueve.

Por qué Canadá y el mundo están optando por no usar mas el reactor CANDU 6 es una pregunta que Argentina debe hacerse. En su Informe Riesgo de operar reactores CANDU 6 Gordon Thompson[2] menciona los riesgos de construcción y de seguridad del reactor CANDU 6:

1)Falla técnica en el diseño del CANDU 6 por lo que no se acepta en las mayorías de las agencias reguladoras de esta tecnología. Se la considera demasiada peligrosa para ser operada en la mayoría de los países. Esta falla denominada “reactividad positiva” significa que cuando se pierde el control del reactor se puede producir una explosión y puede ocurrir en menos de un segundo. La “reactividad positiva” contribuyó a los principales accidentes nucleares de la historia. El primer accidente importante sucedió en el 52´ en Canadá en el reactor NRX del Chalk River Laboratories, exigiendo una colaboración extranjera para la limpieza del lugar.

2)El diseño tiene calidades especificas que lo trasforma en atractivas para el desarrollo de bombas atómicas.

3)El factor económico en la reconstrucción de los reactores Candu motiva a los operadores de los reactores a reducir los estándares de seguridad para reducir los costos aumentando así sus riesgos.

A partir de esto nos preguntamos ¿Argentina debería aceptar que se reutilice un reactor que es riesgoso según los organismos regulatorios internacionales? No se están construyendo reactores nucleares CANDU 6 en el mundo por sus altos costos iniciales y posteriormente de reconstrucción, además del mencionado riesgo de “reactividad positiva” que conlleva dicho reactor.

Una década atrás se decía que reconstruir un reactor CANDU saldría 800 millones de dólares canadienses. En 2005 ya se hablaba de mil millones de dólares. El operador nuclear de embalse habla de los mismos costos que se manejaban en el año 2005. En el 2010 OPG (Ontario Power Generation) decidió cerrar los cuatro reactores de Pickering. En ese momento ya se calculaba que la reconstrucción del reactor ascendía a los 2500 millones de dólares canadienses. El año pasado Quebec decidió cerrar el reactor porque implicaba una inversión de  4000 millones de dólares canadienses. Ese reactor tiene el mismo diseño que el de Embalse. La pregunta es ¿cuál es la diferencia? Hoy el operador de embalse habla de 1.3 mil millones y Quebec habla de 4 mil millones. «Los argentinos tienen el derecho de saber cuáles son los riesgos de Embalse» expresó Shawn-Patrick Stensil

Podemos aprender del desastre en Fukujima.

Shawn-Patrick Stensil expresó «El problema en Fukujima no fue provocado por un tsunami sino por un regulador débil. Tenían un estudio que decía lo que pasaba si venía un tsunami y no hicieron nada. Aprobaron la reconstrucción de uno de los reactores de Fukujima un mes antes del tsunami, con construir un murallón podrían haber evitado el desastre nuclear». El ente regulador japonés al igual que el de Argentina no brinda mecanismos viables de acceso a la información a la ciudadanía. Necesitamos transparencia para acceder a la información de los entes reguladores.

Argentina no recibe el mismo acceso a la información que en Canadá.

Hace varios años se decidió que todos los reguladores de energía nuclear debían ser auditados por sus pares internacionales. En Canadá esto se realizó hace dos años. Hasta China se ha sometido a la auditoria de pares. En argentina no se ha hecho esto porque el regulador argentino se niega a hacerlo.

¿Los argentinos reciben el mismo acceso a la información que en Canadá sobre los riesgos de este reactor? La respuesta es no. Cuando un operador quiere alargar la vida útil debe someterse a una revisión. Los resultados de estas revisiones deben ser presentadas públicamente. Estas revisiones de seguridad brindan transparencia sobre los estándares que se cumplen.

¿Qué podemos hacer en Argentina?

  • Exigir información sobre los estándares de seguridad que se implementan en Embalse y en todas las centrales nucleares del país.
  • Exigir los informes de impacto ambiental y audiencias públicas donde se discutan con la ciudadanía la localización y refuncionalización de centrales nucleares, como así también la localización y medidas de seguridad en el manejo de los residuos nucleares
  • NO permitir la prolongación de la vida útil de Embalse.
  • Migrar a energías renovables y limpias.

Desde Córdoba No Nuclear compartimos las preocupaciones de Shawn-Patrick Stensil y consideramos imprescindible la transparencia por parte de las centrales nucleares y entes que las regulan para que la ciudadanía esté al tanto de los riesgos potenciales que implica la energía nuclear. Argentina puede y debe allanar el camino para el desarrollo de fuentes de energías renovables y limpias. Córdoba está frente a la oportunidad histórica de liderar ese cambio comenzado el proceso de desnuclearización en todo su territorio, asegurando el bienestar de las generaciones presentes y futuras.

Fernanda Baissi

Coordinadora de Comunicación Institucional

Centro de Derechos Humanos y Ambiente (CEDHA)

[email protected]

www.cedha.org.ar

 Plataforma «Córdoba No Nuclear».

Mas información en: http://www.cordobanonuclear.org/

Riesgos de operar reactores CANDU 6


[1] Shawn-Patrick Stensil se desempeña en Canadá desde hace diez años como analista en temas vinculados a la energía nuclear y las energías renovables. Participa regularmente en comités sobre política nuclear y regulatoria del Parlamento y agencias gubernamentales como la Comisión Canadiense de Seguridad Nuclear. Dirige la campaña “Don’t Nuke Green Energy” de Greenpeace en Canadá, que busca exponer los subsidios y los beneficiosos acuerdos de los gobiernos con el sector atómico que demoran el crecimiento de las renovables. En 2009, fue nombrado Mejor Activista Ambiental por la revista Now Magazine de Toronto. Previamente fue director de Atmósfera y Energía del Sierra Club de Canadá, y coordinador de la Campaña por el Apagón Nuclear en Ottawa. Como asesor en protección radiológica de Greenpeace Internacional, asistió en la toma de muestras de peces en Japón –luego del desastre nuclear de Fukushima en 2011– y acompañó visitas de medios de comunicación al área de evacuación de Chernobyl, en Ucrania.

[2] Gordon R. Thompson es el director ejecutivo del IRSS y un profesor investigador en Clark University, Worcester, Massachusetts. Estudió y ejerció la ingeniería en Australia y recibió un doctorado en matemática aplicada de Oxford University en 1973, por análisis de plasma sometido a fusión termonuclear. El Dr. Thompson se ha establecido en los Estados Unidos desde 1979. Sus intereses profesionales abarcan una variedad de cuestiones políticas y técnicas vinculadas a la sustentabilidad y a la seguridad humana mundial. Ha llevado a cabo numerosos estudios sobre los impactos ambientales y de seguridad de las instalaciones nucleares y sobre las opciones para reducir dichos impactos. Por ejemplo, el Dr. Thompson preparó un informe en el año 2000 para el Comité Permanente de Energía, Medio Ambiente y Recursos Naturales (Standing Committee on Energy, Environment and Natural Resources ) del Senado canadiense, en el que se discute el riesgo de accidente que plantea la estación de generación nuclear Pickering A.