Nota de Opinión
Romina Picolotti
Presidente de CEDHA
“ Por desgracia, en todas las épocas de la historia existen «Herodes» que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer. Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos «custodios» de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro. …[H]e aquí un servicio …al que todos estamos llamados, para hacer brillar la estrella de la esperanza: protejamos con amor lo que Dios nos ha dado. ” Papa Francisco
Represión en Córdoba a mujeres defensoras de nuestro derecho constitucional a vivir en un ambiente sano (art. 41). Represión en el Ártico a defensores de un hábitat vital para la estabilidad del sistema climático del Planeta, nuestro único hogar. Represión en Andalgalá a vecinos que defienden su derecho al agua, nuestro glaciares. Represión en Gualeguaychú a ciudadanos que defienden nuestro Río Uruguay. Represión en definitiva a todos aquellos que defienden pacíficamente a nuestra Madre Tierra. Represión que pretende silenciar, que pretende evitar el debate serio, que pretende ocultar el abuso, la codicia, el saqueo. En todos los casos el Estado veloz y eficaz al servicio de intereses individuales y en contra del bien común. En todos lo casos, el Estado criminalizando la protesta, como si lo defensores del Planeta fueran los criminales. En todos los casos, pretendiendo un marco de legalidad, cuando la jurisprudencia y la doctrina es contundente sobre el derecho a defendernos frente a semejantes atropellos.
Pero también en todos los casos, ciudadanos que se unen, que se organizan, que resisten, que se informan, que se involucran, que participan, que se solidarizan, que se movilizan. Aquellos que ordenan la represión, aquellos que le son serviles, ya no pueden actuar en absoluta impunidad. El pueblo los identifica con nombre y apellido. Es tiempo de una nueva ciudadanía, es tiempo de que el Estado incorpore seriamente a la protección del medio ambiente en su políticas públicas. Es tiempo de que quienes pretenden representarnos, recuperen su rol de representar al ciudadano y trabajen por el interés público y no en pos de sus propios intereses mezquinos.
La obligación de custodiar por parte de la autoridad publica es justamente lo contrario a lo acontecido en Malvinas Argentinas. La protesta de los vecinos de Malvinas Argentinas es absolutamente legal, la brutalidad, la ilegalidad en este caso como en los otros, es el accionar del poder público. La violencia, la golpiza hasta el desmayo, las amenazas, los gritos, el encarcelamiento de aquellos que ejercen su derecho constitucional de protesta es un delito. Los que abusan de su autoridad no pueden ocupar puestos de poder publico y deben ser juzgados. Esperamos, abogamos, para que haya a Justicia en Malvinas Argentinas, pero Justicia de verdad que no tiene nada que ver con silenciar la protesta.
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