Esta entrada también está disponible en: Inglés
Un ensayo de Jorge Daniel Taillant, Co-Fundador y Director Ejecutivo del Centro de Derechos Humanos y Ambiente (CEDHA)
Traducción del original en inglés.
https://center-hre.org/wp-content/uploads/The-Climate-Equity-Paradox-by-Jorge-Daniel-Taillant-April-2022.pdf
Presentado en:
Una Mesa Redonda de Expertos sobre Bienes Públicos Internacionales: En sostén de nuestra agenda común, UN University (12 de abril, 2022)
Nuestro clima, y más específicamente nuestra atmósfera, es probablemente el recurso intergeneracional más importante que tenemos, y del cual dependen y dependerán actuales y futuras generaciones para nuestra continuidad existencia. El clima nos ofrece elementos vitales para la sobrevivencia de la humanidad y para la salud y sostenibilidad de los ecosistemas, incluyendo aire limpio, la conservación de la capa de ozono que nos protege de los rayos ultravioletas, un clima habitable y benigno en el cual podemos realizar nuestras vidas, agua dulce proveniente de los glaciares, y saludables y dinámicos océanos, humedales, bosques y otros ecosistemas terrestres de los cuales la totalidad del ecosistema planetario depende.
El debate sobre equidad, y específicamente sobre la equidad intergeneracional, respecto al clima, nos genera múltiples preguntas sobre el estado actual del clima en términos de quién tiene acceso a los recursos climáticos que se están deteriorando, pero también respecto a quién debe soportar la carga de los impactos generados por el cambio climático, ya que la atmósfera y el estado general del clima se degeneran debido a causas antropogénicas,[i] principalmente por emisiones excesivas de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero (GEIs) tales como el metano (CH4), el carbono negro (el hollín) y refrigerantes sucios (ciertos HFCs).
El debate sobre la equidad climática se torna aún más importante a medida que avanzamos más profundamente hacia una crisis climática existencial, debido a que a diferencia de otras inequidades que algunas comunidades afrontan y que tienen que soportar, el colapso del sistema climático puede implicar el colapso de toda la humanidad y de los múltiples ecosistemas terrestres que la sostienen. La ciencia ha concluido con la más alta certeza que a esta altura de la crisis climática, futuras generaciones recibirán un clima desabastecido y más sucio de aquel que recibieron sus antepasados. Cada décimo grado de calentamiento climático hace una gran diferencia en el estado del clima y en los consecuentes impactos sufridos por los ecosistemas terrestres interrelacionados.[ii]
Para los gobiernos de hoy, para quienes elaboran políticas públicas y para actores que aún pueden influenciar la futura salud y resiliencia de nuestro clima, y quienes pueden incidir inclusive en su sobrevivencia, la seriedad de la crisis climática actual nos obliga a considerar no solamente cómo revertir el deterioro del clima para evitar un colapso total planetario (suponiendo que aún esto es posible), pero también nos obliga a responder sobre la responsabilidad de generaciones presentes respecto a derechos intergeneracionales de poder gozar de un clima sano. Si fracasamos en tomar todas las acciones posibles, y si no emprendemos de manera urgente y acorde a lo que la ciencia nos advierte, y si no evitamos el colapso inminente e irreversible de clima, la severidad y la naturaleza existencial de las consecuencias podrían hacer cualquier consideración de mejoras futuras en la equidad climática totalmente irrelevante. La mayoría de los debates sobre cómo actuar a favor del clima se dividen en consideraciones sobre la mitigación del cambio climático (es decir, cómo revertir el problema climático) y en consideraciones sobre la adaptación al cambio climático (entiéndase como un intento de ayudar a comunidades que son clima-vulnerables a afrontar y evitar los impactos del cambio climático).
Sin embargo, si vamos a ser exitosos en abordar el cambio climático y sus impactos, debemos abordar el problema del clima con una estrategia que va más allá de este binomio de mitigación y adaptación. Debemos incluir dimensiones del “tiempo” y de la “equidad” como variables fundamentales a considerar en toda decisión y acción que tomamos e implementamos hoy sobre el clima. Visto que los escenarios del cambio climático están cambiando rápidamente, y todos desafortunadamente para peor, y que estamos avanzando hacia consecuencias irreversibles y posiblemente existenciales, todas las consideraciones políticas sobre cambio climático y todas las soluciones propuestas e implementadas deben ser informadas y guiadas por la última ciencia, y además por lo que sabemos sobre la vulnerabilidad climática y sobre la evolución demográfica humana. Esta última evidencia una tendencia hacia la conglomeración de Futuras Mayorías situadas zonas del planeta que son las más vulnerables al cambio climático. Es decir, las futuras generaciones vivirán donde más se sufren los impactos del cambio climático.
La crisis climática se está profundizando, y la ciencia está confirmando que estamos sobre un sendera en el cual llegaremos a niveles de colapso climático que son potencialmente catastróficos e irreversibles, y que traerán consecuencias devastadoras para muchas partes del planeta. Si no tomamos en los próximos años, en los próximos meses, y hoy mismo, y más específicamente antes del año 2030, las decisiones más apropiadas, y no introducimos las regulaciones, las leyes y las acciones adecuadas para enfrentar esta crisis existencia de manera contundente, las generaciones probablemente y simplemente no tendrán soluciones al alcance para corregir el fracaso de sus antepasados (la generaciones actuales y anteriores). Recibirán un mundo donde no solamente el clima esta trágicamente enfermo, pero donde los ecosistemas que dependen en el clima también están colapsados, muertos o insostenibles.
El límite de 2030 (y no el de 2100 o de 2050) para realizar las acciones necesarias para frenar y revertir el cambio climático están a la vista en los últimos informes de la IPCC (las publicaciones de AR6 en 2021 y 2022). Mientras que la sociedad planetaria (incluyendo a gobiernos, corporaciones, sociedad civil e individuos) intentan comprender y encontrar soluciones para la crisis climática creciente, el tiempo para tomar las decisiones necesarias se nos disminuye. El tiempo como variable para las decisiones climáticas que tomamos hoy es clave en cuanto a su relevancia para la equidad climática tanto para generaciones presentes como para generaciones futuras. Uno de los problemas que enfrentamos es que muchas de las soluciones que estamos ofreciendo e implementando hoy para abordar el cambio climático, no están tomando en cuenta la importancia del tiempo y la urgencia respecto a la viabilidad de las soluciones para frenar el calentamiento global.[iii] Una gran parte de las soluciones propuestas también ignoran las dinámicas de la inequidad climática que forma parte del problema. El fracaso de tomar en cuenta el tiempo como función del éxito o fracaso de las políticas climáticas impactará tanto a generaciones presentes como a generaciones futuras en su habilidad de frenar el calentamiento global y de estabilizar el clima.
La pregunta fundamental que debemos considerar a medida que intentamos resolver la crisis climática es: ¿Cuan cerca estamos a los puntos de no retorno (Climate Tipping Points) advertidos por la ciencia, más allá de los cuales ya no se podrá reparar el clima? ¿O peor, después de los cuales no podremos sobrevivir? ¿Debemos preguntarnos si lo que estamos haciendo hoy para evitar sobrepasarnos de esos puntos de no retorno, es suficiente? Y más específicamente respecto a la pregunta que dio lugar a este ensayo, si las generaciones presentes están abordando la inequidad climática adecuadamente no solamente para resolver los problemas enfrentados hoy por comunidades que son clima-vulnerables, pero también si nuestras acciones de hoy (particularmente si fracasan en tomar en cuenta la variable del tiempo en las metas para bajar emisiones de gases de efecto invernadero al año 2030), ayudan realmente a revertir la equidad climática para generaciones futuras. Cuando consideramos que el las Futuras Mayorías estarán ubicadas en las regiones de la tierra más vulnerables al cambio climático, la urgencia de este problema es obvia.
Esto es precisamente la naturaleza de la paradoja de la equidad climática, donde las soluciones que se proponen hoy para abordarla, si bien parecen ser importantes para reducir el cambio climático y para fomentar mayor equidad climática, en realidad no resolverán nada si no son las soluciones más efectivas para asegurar velocidad y relevancia respecto a los puntos de no retorno.
Ya hemos, sin lugar a dudas, destinado irreversiblemente a generaciones futuras a insuficiencias atmosféricas y climáticas inevitables que condicionaran negativamente y profundamente a sus vidas. Ya no importa cuán exitosos seamos para frenar, detener o bien revertir el cambio climático. No podremos restaurarlo a un estado tal lo estuvo antes de la era de industrialización de la humanidad, al menos en un tiempo de escala humana razonable.[iv] Hasta cierto punto, la paradoja de la equidad climática, en términos de restituir el clima para lograr la equidad climática entre generaciones presentes y futuros, simplemente no tiene solución.
Si suponemos por un momento que a través de la ciencia y con políticas relacionadas, leyes, regulaciones, programas y acciones para atende el cambio climático, podemos estabilizar el clima en el futuro inmediato, y evitar que empeore, esto no implica necesariamente que estamos abordando la inequidad de la carga climática que sufren ciertas comunidades debido a los impactos del cambio climático. Esta importante dimensión de la paradoja de la equidad climática se manifiesta en dos escenarios temporales diferentes, en el presente y en el futuro. Es posible que podremos resolver algunas de las inequidades climáticas en el presente y para comunidades que son clima-vulnerables en el presente. ¿Pero lo podremos hacer también para generaciones futuras? Ciertamente podemos abordar la carga inequitativa del impacto del cambio climático para en generaciones presentes, mediante la restitución de recursos climáticos o mediante ofrecerles la protección necesaria a quienes hoy sufren impactos por cambio climático, sin embargo, si no logramos frenar el cambio climático a tiempo, antes de sobrepasarnos los puntos de no retorno, no solamente se intensificaran los impactos climáticos en comunidades clima-vulnerables de las generaciones presentes, pero probablemente ya no tendemos soluciones viables para generaciones futuras, ya que una vez superados los puntos de no retorno en la crisis climática, la profundización de la crisis puede tornarse rápidamente catastrófica e irreversible.
A escala global, la mayoría de los países han aceptado la idea que deben descarbonizar sus economías, dejar de utilizar energías fósiles, y reducir emisiones de CO2. Esto es porque el CO2 atrapa el calor en la atmósfera lo que a su vez resulta en calentamiento global. Si reducimos el CO2, teóricamente resolvemos la crisis climática. El problema con esta estrategia es que aunque elimináramos completamente todas las emisiones de CO2 a cero, hoy mismo, y aunque nunca más emitiéramos carbón a la atmósfera, desafortunadamente no resolveríamos la crisis climática. Esta es una realidad difícil de asumir y que pocos expertos en políticas climáticas comprenden o quieren admitir. El CO2 permanece en la atmósfera durante mucho tiempo, por cientos o hasta miles de años. Todo el CO2 que ya emitimos continuará calentando el planeta,[v] por lo que eliminar emisiones de CO2 no resuelve la crisis que tenemos hoy, y no lo hará por varios siglos. Es más, si sobrepasamos los puntos de no retorno antes de que la reducción de emisiones de CO2 generan beneficios, nunca se resolverá el problema del cambio climático, al menos dentro de un plazo de tiempo razonable para la escala humana.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (la IPCC—la colectividad de los mejores científicos climáticos de la Tierra) nos ha dicho que no debemos calentar el planeta por encima de los
1.5C grados centígrados comparado con niveles preindustriales (el clima del siglo 18) o sobrepasaremos los puntos críticos, irreversibles y de no retorno más allá del cual el clima colapsa y no hay vuelta atrás.[vi] Desde que se inició la industrialización el planeta ya calentó por 1.1C, y el último informe de la IPCC (publicado tan solo hace algunas semanas) indica que no estamos en camino a cumplir la meta, y que posiblemente sobrepasaremos 1.5C en los próximos años o décadas.[vii] Si el CO2 que ya emitimos continuará a calentar el planeta no importa lo que hagamos, ¿cómo frenamos el calentamiento global para que no sobrepasemos 1.5C en pocos años? Necesitamos una mejor y más rápida solución.
La clave para no violar los limites tolerables de calentamiento en el corto plazo y sobrepasar puntos de no retorno e irreversibles para el clima y para mantenernos sobre la vía de 1.5C es continuar las acciones para descarbonizar nuestras economías (lo cual sigue siendo necesario al largo plazo), pero a la vez enfocarnos en reducir emisiones de otros gases de efecto invernadero (diferentes del CO2) que son super-contaminantes[viii] que pueden detener y hasta revertir las tendencias de cambio climático en el corte plazo (en un término de décadas) . Estos gases incluyen el metano (CH4), el carbono negro (el hollín) y los hidrofluorocarbonos (HFCs), entre otros. El metano, por ejemplo, es 86 veces más potente que el CO2 si lo comparamos con su efecto en cambio climático en las próximas dos décadas. Los HFCs (refrigerantes sucios) pueden ser miles de veces más potentes como gas de efecto invernadero que el CO2 en términos de su impacto climático. Estos gases, a diferencia del CO2, permanecen por menos tiempo en la atmósfera, por lo que se denominan contaminantes climáticos de vida corta (CCVCs). Estos super-contaminantes permanecen en la atmósfera por muy poco tiempo, y son eliminados en apenas días, meses, años, o en décadas, pero no en cientos o miles de años como lo es el CO2. Debido a que son tan potentes en términos de su impacto en el clima en el corto tiempo que permanecen en la atmósfera, removerlos rápidamente tiene beneficios ahora, hoy, este mes, y este año, y no como el CO2, cuyo beneficio se manifiesta en cientos o miles de años.
Los super-contaminantes como el metano y los gases asociados que son co-emitidos con el metano en sectores como el energético, o el carbono negro (hollín emitido por la quema incompleta) por ejemplo en estufas o cocinas a leña o de motores a diésel, también causan severos impactos en la salud humana, incluyendo enfermedades respiratorias como el asma, muertes prematuras y cáncer. Se pierden millones de vidas cada año por razones de calidad de aire causada por emisiones de super-contaminantes,[ix] por lo cual reducir emisiones de estos contaminantes es fundamental para abordar la crisis climática y también para reducir el impacto climático en las comunidades más vulnerables al deterioro del clima.
La IPCC nos ha dicho en sus recientes informes que la única manera de evitar sobrepasarnos de los puntos irreversibles y de no retorno del cambio climático antes de mitad de siglo (2050) o antes, es reducir inmediatamente emisiones de estos super-contaminantes, lo más pronto posible.[x] Para ser claro, esto no es una opción de tomar una ruta o la otra. Debemos descarbonizar (reducir emisiones de CO2) en el largo plazo (siglos a milenios) a fin de estabilizar el clima para generaciones futuras, mientras también reducimos hoy las emisiones de estos gases no-CO2 para lograr un enfriamiento inmediato de la temperatura global, lo que sería un beneficio para generaciones presentes. Esto ayuda a asegurar que no sobrepasamos los climáticos de no retorno e irreversibles, y evitamos caer en un colapse climática que afectará profundamente a generaciones futuras.
Hay medidas que están al alcance de gobiernos, de empresas y de personas, que se pueden poner en marcha en los próximos días, semanas y en el próximo año, que tendrán notorios beneficios para fines de esta década (al año 2030) y que ayudarán a comunidades que hoy son clima-vulnerables, reduciendo rápidamente la temperatura. Hasta 0.6C de calentamiento puede ser evitado mediante la reducción de estos super-contaminantes de aquí a mitad de siglo (2050).[xi] Recordemos que el planeta ya se calentó 1.1C, de los 1.5C que los científicos advierten es un punto de no retorno. Una estrategia que nos ofrece retener el calentamiento global por medio grado en el muy corto plazo, no puede y no puede ser ignorada. Es fundamental para la sobrevivencia del clima terrestre.
Es imperativo que gobiernos actúen rápidamente para promover acciones de mitigación climática rápida ancladas en la reducción de super-contaminantes, en paralelo a acciones para reducir emisiones de CO2. Esta es ciertamente la mayor urgencia en el abordaje del cambio climático y es la única oportunidad que los gobiernos tienen a su alcance, particularmente porque hay medidas y soluciones probadas, viables, e implementables en los sectores donde se encuentran las emisiones de estos super-contaminantes.
Reducir emisiones de metano y otros gases asociados en el sector energético (gas y petróleo), el que manifiesta actualmente altísimas tazas de perdida de metano, es un ejemplo de una estrategia clave que no solamente aborda el cambio climático en el corto plazo, pero que también mejora la salud de las personas en comunidades aledañas que habitan en zonas vecinas y se enferman de los gases provenientes de la producción de gas y petróleo. El gas metano también se mezcla con otros gases y produce ozono (O3), resultando en impactos que ponen en riesgo la salud y la vida de personas en comunidades vecinas. Reducir emisiones entonces, también aborda la problemática de la inequidad de la carga do los impactos del cambio climático.
Si reducimos emisiones de carbono negro (hollín) mediante la reducción de la quema de materia orgánica (la que deriva de fuegos forestales, de hollín emitido de motores a diésel, de tránsito de naves o de cocinas a leña, solamente para nombrar algunas fuentes), podemos reducir el depósito de hollín sobre glaciares, el que resulta en mayor absorción de calor y un aceleramiento de calentamiento global, lo que a su vez acelera la suba del nivel del mar, una amenaza climática intergeneracional clave. La reducción de emisiones de carbono negro tiene beneficios inmediatos en el clima y también ayuda a mejorar la calidad del aire, lo que también aporta beneficios en la salud humana para comunidades que son clima-vulnerables, nuevamente atendiendo el problema de la inequidad de los impactos del cambio climático.
Muchas decisiones sobre políticas públicas y sobre asuntos regulatorios que guían hoy a industrias y a las decisiones de consumidos, tienen relación directa en los impactos climáticos a corto y a largo plazo. Obligar a que se realicen controles por pérdidas y que se reparen esas pérdidas en industrias claves como en la producción de gas y petróleo, o en basurales, pueden reducir rápidamente las emisiones de super-contaminantes en el corto plazo. Incentivar la compra de vehículos con cero-emisiones hoy puede reducir significativamente las emisiones del sector de transporte durante muchos años. Obligar a usar tecnologías más limpias para aires acondicionados tienen beneficios climáticos inmediatos y por muchas décadas. Requerir que se utilicen materiales de construcción más eficientes desde el punto de vista energético puede calentar y enfriar edificios con menos energía. La prohibición de instalaciones de gas natural en hogares reduce años de emisiones contaminantes. Los gobiernos deben ser proactivos en guiar a empresas, a comercios y a los consumidores a tomar decisiones a largo plazo que ayudan a reducir la curva de emisiones de GEIs al año 2030, y antes de que sea demasiado tarde.
La paradoja de la equidad climática puede y debe ser abordada hoy, urgentemente, mediante la promoción de soluciones climáticas a corto plazo que pueden frenar el calentamiento global lo más pronto posible, y antes del 2030, visto que si fracasamos en este objetivo, nos sobrepasaremos de los puntos climáticos de no retorno e irreversibles, antes de mitad de siglo, agudizando la crisis climática y la inequidad de la carga de los impactos del cambio climático que sufren generaciones presentes, pero que también sufrirán de manera aún más severa las generaciones futuras.
Si las políticas y las acciones que abordan el cambio climático a corto plazo no son absolutamente certeras sobre cuales contaminantes deben reducirse primero y de manera más agresiva in los próximos años y décadas, el debate sobre la equidad climática para futuras generaciones se tornará irrelevante, debido a que se torna existencial e irreversible el colapso total del clima. La ciencia es clara y por suerte tenemos a nuestro alcance medidas viables y costo-efectivas para abordar el cambio climático adecuadamente. No hay tiempo para perder.
[i] Romanello M., et al. (2021) The 2021 report of the Lancet Countdown on health and climate change: code red for a healthy future, The Lancet 398(10311): 1619–1662, 1619–1620 (“The 44 indicators of this report expose an unabated rise in the health impacts of climate change and the current health consequences of the delayed and inconsistent response of countries around the globe—providing a clear imperative for accelerated action that puts the health of people and planet above all else…. Through these effects, rising average temperatures, and altered rainfall patterns, climate change is beginning to reverse years of progress in tackling the food and water insecurity that still affects the most underserved populations around the world, denying them an essential aspect of good health.”).
[ii] Discussed in Borenstein S. (28 February 2022) UN Climate report: ‘Atlas of human suffering’ worse, bigger, AP News.
[iii] See Institute for Governance & Sustainable Development (2021) The Need for Fast Near-Term Climate Mitigation to Slow Feedbacks and Tipping Points:Critical Role of Short-lived Super Climate Pollutants in the Climate Emergency, Background Note (available upon request).
[iv] Planetary climate cycles come and go in periods of about 100,000 – 120,000 years, influenced by the Earths position relative to the sun and resulting changes to the temperature fluctuations, the making and melting of ice ages, which all affect atmospheric chemical composition. It takes about 80,000 – 100,000 years to form an ice age, and about 20,000 to melt one away. We’re now in a period between ice ages that produces a very moderate and livable inter-glacial living environment. The problem is that anthropogenic emissions are destabilizing the natural climate cycle and spiraling the Earth’s climate into an accelerated warming phase that could become unlivable for humans and for natural ecosystems broadly. We might be able to wait around for the Earth’s climate cycle to reset and return to where we started accelerating it, but it will be a long journey for the human race to endure. The people alive today will undoubtedly never see our planetary climate return to how it was just a few centuries ago. Even our grandchildren’s grandchildren will not see this climate re-composition.
One thousand years (which is only 1/100th of an ice age cycle) is equivalent to about 40 generations. Twenty thousand years hence is about 800 generations, and a full ice age cycle or about 100,000 years is more than 4,000 generations. That’s longer than recorded human history (which is only about 5,000 years or 200 generations). That means that another 4,000 or so generations will have to pass before we can return to the stage of the planetary climate cycle that we had just before industrialization took hold about 200 years ago. That’s a lot of grandchildren between now and resetting the climate. We also face the risk, if we cannot contain global warming soon, of pushing the Earth’s climate into an unlivable conditions, where humanity cannot thrive and where most of the Earth’s ecosystems cannot survive.
[v] Ramanathan V. & Feng Y. (2008) On avoiding dangerous anthropogenic interference with the climate system: Formidable challenges ahead, Proc. Nat’l. Acad. Sci. 105(38): 14245–14250, 14248 (“Switching from coal to ‘‘cleaner’’ natural gas will reduce CO2 emission and thus would be effective in minimizing future increases in the committed warming. However, because it also reduces air pollution and thus the ABC [Atmospheric Brown Cloud] masking effect, it may speed up the approach to the committed warming of 2.4°C (1.4–4.3°C).”)
[vi] See Arias P. A., et al. (2021) Technical Summary, in Climate Change 2021: The Physical Science Basis, Masson-Delmotte V., et al. (eds.), Intergovernmental Panel on Climate Change, TS-71–TS-72
[vii] See Intergovernmental Panel on Climate Change (2022) Summary for Policymakers in Climate Change 2022: Mitigation of Climate Change, Skea J., et al(eds.) SPM-15 (“Global GHG emissions in 2030 associated with the implementation of nationally determined contributions (NDCs) announced prior to COP26 [FOOTNOTE 24] would make it likely that warming will exceed 1.5°C during the 21st century.”)
[viii] These gases are generally referred to a short-lived climate pollutants, or SLCPs. The term “super pollutant” is a term that is utilized here to simplify the terminology for GHG non-experts, with the superlative “super” utilized because of the significant intensity of these pollutants to warm the climate, far greater than CO2.
[ix] See United Nations Environment Programme & World Meteorological Organization (2011) Integrated Assessment of Black Carbon and Tropospheric Ozone
[x] See Intergovernmental Panel on Climate Change (2022) Summary for Policymakers in Climate Change 2022: Mitigation of Climate Change, Skea J., et al (eds.) SPM-22 (“In pathways that limit warming to 1.5°C (>50%) with no or limited overshoot global net CO2 emissions are reduced compared to modelled 2019 emissions by 48% [36–69%] in 2030 and by 80% [61-109%] in 2040; and global CH4 emissions are reduced by 34% [21–57%] in 2030 and 44% [31-63%] in 2040.”)
[xi] Xu Y. & Ramanathan V. (2017) Well below 2 °C: Mitigation strategies for avoiding dangerous to catastrophic climate changes, Proc. Nat’l. Acad. Sci. 114(39): 10315–10323, 10321 (“The SP [super pollutant] lever targets SLCPs. Reducing SLCP emissions thins the SP blanket within few decades, given the shorter lifetimes of SLCPs (weeks for BC to about 15 years for HFCs). The mitigation potential of the SP lever with a maximum deployment of current technologies … is about 0.6 °C by 2050 and 1.2 °C by 2100 (SI Appendix, Fig. S5B and Table S1).”).
Enlace al ensayo original:
https://center-hre.org/wp-content/uploads/The-Climate-Equity-Paradox-by-Jorge-Daniel-Taillant-April-2022.pdf