El pasado 25 de Mayo de 2011, acabo el ciclo de revisión de las Directrices OCDE para las empresas multinacionales con la Conferencia de los ministros de la OCDE. Diez años después de su última revisión, el texto de la OCDE adopto nuevos principios.
Las Directrices de la OCDE son un conjunto de recomendaciones sobre los estándares de conducta empresaria, redactados por los Estados miembros de la OCDE y destinados a promover la conducta empresaria responsable de las empresas multinacionales.
La red OCDE Watch que agrupa Organizaciones no Gubernamentales por todo el mundo y promueve la responsabilidad empresaria, se dice satisfecha de ver tantos avances en materia de derechos humanos, la debida diligencia, y la responsabilidad en la cadena de valor. Sin embargo, se queda con una gran decepción en cuanto al hecho que la OCDE ha perdido la oportunidad para establecer estándares muy necesarios para lograr eficacia en la promoción de la conducta empresaria responsable y en la exitosa implementación de las Directrices.
El avance significativo es la introducción de un capítulo sobre los derechos humanos y la responsabilidad de respeto que deben las empresas multinacionales a ellos. A partir de ahora, las empresas multinacionales y sus filiales en todos los países dónde tratan, tienen que respetar los derechos humanos internacionalmente reconocidos dentro de todas sus acciones y sus relaciones comerciales, incluido con sus proveedores y subcontratistas.
En este sentido, las nuevas directrices llaman a las empresas para que establezcan un proceso de « debida diligencia » para prevenir y reducir los impactos negativos de sus actividades y evitar cualquiera complicidad en las violaciones de derechos humanos.
Sin embargo muchas oportunidades se perdieron para contribuir a una conducta empresaria responsable, no se encontró un acuerdo para reforzar los procedimientos de implementación de las Directrices.
Sin ningún tipo de sanciones o consecuencias por el incumplimiento de las Directrices, hay pocos incentivos para cumplirlas y así las Empresas irresponsables podrian continuar con su conducta abusiva con total impunidad. A los Puntos Nacionales de Contacto (PNC), no se les requiere que de forma explícita determinen si una Empresa ha incumplido o no las Directrices. Esto socava la credibilidad de las Directrices como un instrumento global. No hay nada para garantizar que las Directrices se apliquen sistemáticamente por los países adherentes y la implementación dependerá de la integridad y el compromiso de los PNCs en cada país y su voluntad de que las Empresas rindan cuentas por su conducta irresponsable.
Es por esto que la red OECD Watch requiere a los Estados miembros y adherentes en la OCDE a intensificar sus esfuerzos y demostrar su compromiso con la resolución de conflictos y ayudar a proporcionar efectiva remediación para los afectados por la conducta empresaria irresponsable.
http://www.oecd.org/dataoecd/43/29/48004323.pdf
Para más información:
Víctor Ricco