por Rob Stein
Gases misteriosos que circulan en el aire han enfermado reiteradamente al personal de una clínica rural de salud en el Estado de Pennsylvania, obligando a los empleados a mudarse temporariamente. Como mucha gente en todo el país, el personal de la clínica se pregunta si los pozos de gas en sus vecindarios son el culpable de sus enfermedades inexplicables.
Crédito: Maggie Starbard/NPR
15 de Mayo, 2012
Kay Allen recién empezaba su turno, y todo parecía tranquilo en la Clínica de Cuidado Cornerstone en Burgettstown, PA. Pero las cosas no permanecieron así por mucho tiempo. “Todas las chicas empezaron a gritar desde el fondo de la clínica” … “!Tenés que venir rápido! Tenés que venir rápido!” dijo Allan, de 59 años, una enfermera de Weirton, del Estado de West Virginia. Allen salió corriendo y se dio cuenta enseguida porqué todas gritaban. Todo el lugar apestaba—como si alguien hubiera volcado una gigantesca botella de quita-esmalte. “Entonces yo le dije a todas que salieran y tomaran aire fresco. Así que salimos. Y luego me dice Aggie, ‘Kay, estoy descompuesta’, pero antes de que pudiera volver adentro para buscar una bolsa para que pudiera vomitar, ya estaba largando todo afuera”, dijo.
Nunca jamás ocurrió algo así en los 20 años que Allen está en la clínica. Luego de unos 45 minutos, pensaba que había pasado todo y todas volvieron a entrar.
“Estaba todo bien, pero de repente, todas me empiezan a llamar otra vez. Otra ráfaga. Entonces, una chica, Miranda, estaba sentada atendiendo la mesa de entrada, … me daba cuenta que estaba muy descompuesta. Fue entonces que se desmayó,” dijo Allen.
‘Lo que más miedo da es no saber de donde viene esto’
Este tipo de situación ocurre hace semanas. Ráfagas misteriosas de gases invaden la clínica.
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NPR
Es más, el día anterior a la entrevista con NPR (Radio Pública Nacional), Allen sintió que fue envuelta por uno de estos enormes globos invisibles. “De repente sentís en gusto metálico en la lengua, y sentís que la lengua crece en tamaño, y de repente te falta el aire y tu garganta quema. Y lo próximo que me di cuenta es que me había desmayado”, contó Allen
Una media docena de sus colegas dejaron de ir a la clínica. Una empleada que llevaba muchos años renunció. Nadie entiende lo que está pasando. Para los médicos y las enfermeras que habitualmente cuidan de los ancianos, es preocupante de repente ser el paciente.
“Lo que más miedo da es no saber de donde viene esto”, dice.
Richard Rinehart, el director de la clínica, no puede dejar de pensar si las perforaciones para sacar gas natural que se están haciendo todo alrededor, pueden tener algo que ver con esto. Podría ser eso. ¿Vendrá por el suelo? dice Rinehart notando que acaba de ver que hay una nueva perforación sobre una colina que se ve detrás de la clínica.
“Me acuesto a dormir a la noche y pienso en todo tipo de teoría. ¿Vendrá algo por el aire por algún proceso que están utilizando? Sé que utilizan muchos químicos y todo eso”.
“Nadie sabe si las perforaciones para la extracción de gas tienen algo que ver con los problemas de la clínica. Puede fácilmente ser algo que no tiene nada que ver. Hay una planta de fundición a unos kilómetros y hay minas de carbón por todas partes.”
“Cualquier cosa es posible, y solamente estamos tratando de descubrir el causante del problema”, dijo.
Síntomas Misteriosos y Muchas Preguntas
Las personas que viven próximos a pozos de gas en todo el país están informando similares incidentes, además de dolores de cabeza, ronchas en la piel, dificultades respiratorias, dolores, y otros síntomas.
Doctores como Julio DeRosa, quien trabaja en la clínica de Cornerstone, no están seguros cómo ayudar a la gente con estos síntomas misteriosos.
“Yo no quiero ignorar a los síntomas ya que pueden ser pistas indicando una condición seria. Tampoco quiero pedir muchos análisis innecesarios. No quiero tampoco fomentar una histeria alrededor del tema”, dijo DeRosa.
Intentando entender lo que está sucediendo, se llamó a la Agencia de Protección Ambiental de Pennsylvania, que ahora está realizando una investigación. Empezaron a tomar muestras de aire, a ver si pueden identificar químicos, están estudiando los patrones de vientos entorno a la clínica y mantienen un diario de los síntomas de todos. Adicionalmente, la clínica contactó a Raina Rippel, Directora del Projecto de Salud Ambiental del Sudoeste de Pennsylvania.
La organización sin fines de lucro fue creada recientemente para asistir a personas con este tipo de problema. Su equipo analizó el agua de la canilla del baño de la clínica y de un arroyo en el fondo.
Rippel reconoce que muchas personas en la zona tienen preguntas.
“¿Mi agua es potable? Puedo respirar este aire? Voy a sufrir impactos a largo plazo de esto?”, relata Rippel.
Conectando a Expertos en la Búsqueda de una Respuesta
Para responder a estas preguntas, su proyecto está conectando doctores y pacientes con toxicólogos, con médicos de salud laboral, científicos ambientales y otros expertos.
“Las personas afectadas van de médico en médico, … nadie parece poder atender a esta horrible roncha que tengo”. O nadie puede resolver este dolor gastrointestinal que tengo. Así que van de lugar en lugar, buscando alguien que les pueda ayudar,” dijo David Brown, un toxicólogo que participó en el armado del proyecto.
El proyecto también está empezando a educar a los médicos sobre cuáles son los estudios que pueden probar y qué tipo de recomendaciones pueden brindar. Adicionalmente, una enfermera visita y aconseja a las personas que se enferman.
El Dr. Sean Porbin es un médico privado que aconseja al proyecto. Él brinda consejos a la enfermera del proyecto cuando ella los necesita. Pero Porbin tienen muchas dudas sobre si las personas se están enfermando a causa de las perforaciones, que comúnmente se llaman “Fracking”. Hay unos 5,000 pozos nuevos en Pennsylvannia.
“Si fuera cierto, uno esperaría ver personas cayéndose por todos lados, dado la cantidad de fracking que está ocurriendo. Mirarías en tu entorno y verías caer a la gente como moscas. No es el caso. Yo no veo a nadie afectado, y no es porque no busco,” dijo Porbin.
Porbin, como mucha gente en la zona alquila una porción de su tierra a las petroleras para las perforaciones, y quiere asegurarse que no estamos ignorando una explicación más mundana—como la enfermedad de lyme, un infección viral o migrañas.
“Tenemos un viejo dicho en la medicina: cuando escuchas pasos de pezuñas, no piensas en Zebras, piensas en Caballos”, dijo.
Muchas Anécdotas, Pocas Pruebas
La industria del gas dice que no hay pruebas que las perforaciones están causando problemas de salud.
Los expertos de salud pública dicen que la única manera que realmente se sabrá si las perforaciones están enfermando a la gente es mediante grandes estudios.
“Hay mucha evidencia anecdótica. Así que un trabajo bien realizado examinando un número de comunidades podría ayudar a entender mejor si hay un impacto, cual es su magnitud, y cómo deberíamos evitar el impacto—si es que lo hay,” dijo Christopher J. Portier, director del Centro Nacional para la Salud Ambiental y de la Agencia para el Registro de Enfermedades por Sustancias Tóxicas.
Mientras tanto, los pacientes y los médicos no tienen muchas opciones. En Pennsylvania occidental, a muchos de ellos los mandan a Charles Werntz, en la Universidad de West Virginia. Werntz es especialista en medicina laboral, y tienen la costumbre de ver a exposiciones a químicos. Últimamente está viendo más gente que vive en cercanías a perforaciones.
Por el momento, dice que realmente no puede hacer mucho más que ofrecer un asesoramiento básico: Beber agua embotellada, airear la casa, dejar los zapatos afuera. Si aún el impacto es muy fuerte, mudarse, si es posible.
“Es frustrante. Como médico, me gusta cuando una persona viene a verme y yo puede ayudar con una solución al problema. Sea por un tratamiento específico, o lo que fuere. Esto es frustrante porque en este caso, el tratamiento es alejarse de la zona de exposición, y eso es difícil hacer” dijo Werntz
En Cornerstone, Rinehart solamente quieren volver a cuidar a sus pacientes.
“Nosotros estamos en el negocio de mejorar y mantener la salud pública. Y ahora estamos inmersos en esto. No estamos culpando a nadie,” dice Rinehart.
Al día siguiente, se volvieron a enfermar en la clínica y tuvieron que evacuar otra vez más. Finalmente mudaron la clínica a unas oficinas temporarias, hasta que alguien les pueda descubrir lo que está pasando.
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Jorge Daniel Taillant
Director Ejecutivo
Coordinador, Minería, Ambiente y Derechos Humanos
Centro de Derechos Humanos y Ambiente (CEDHA)
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