Jorge Daniel Taillant es fundador de CEDHA y dirige su trabajo en glaciares y minería

Por Romina Picolotti


Catamarca, sábado 13 de mayo. Integrantes de la Asamblea Ciudadana de Tinogasta hacen guardia en la ruta.  Defienden con sus cuerpos el agua, la vida, en la soledad de la única ruta que comunica a la minera La Alumbrera con la “civilización”. Tres camiones se divisan en el horizonte. Sí, son de la mina, quien más? De repente una camioneta se desprende de la caravana, a toda velocidad, anticipándose al encuentro inevitable. Clava sus frenos nuevos, se bajan, coordinados, otros cuerpos, también catamarqueños, pero estos están armados, entrenados, y pagados para avasallar. Vestidos de civil, por supuesto, si hay miseria que no se note. Allí mismo, golpean brutalmente a los integrantes de la Asamblea, los esposan y los suben a la camioneta. Se alejan a toda velocidad, nadie sabe a dónde. Los camiones continúan impasibles su marcha hacia la mina, como si la brutalidad les fuera ajena, como si la barbarie no les perteneciera, como no les pertenece esta tierra a la que saquean hasta dejarla exhausta.

Darío, Eduardo y Ezequiel desaparecen por más de 5 horas. Nadie sabe de sus paraderos. En un país donde aún no cierran las heridas de desapariciones anteriores, los gobiernos que se dicen progresistas miran para otro lado. La policía catamarqueña los mantiene esposados, los tira en un calabozo a 50 kilómetros del secuestro. Los siguen golpeando.

La gente se moviliza y finalmente Darío, Eduardo y Ezequiel aparecen.  La indefensión absoluta se respira en el aire, pero también, late más fuerte que nunca la resistencia en los corazones.