Nota de Opinión
*Por Romina Picolotti
Las recientes declaraciones del ex Presidente de Uruguay, el Sr. Tabaré Vazquez, sobre sus gestiones para iniciar una acción bélica contra Argentina por el conflicto en torno a la megapastera Botnia es sin duda un eslabón más en el descubrimiento por parte de la población de la realidad del reclamo de los asambleístas de Gualeguaychú. Mientras unos se organizan para defender un río otros se preparan para la guerra para proteger a una empresa multinacional, utilizando todo lo que tiene a mano, y un Presidente de un país por supuesto que puede acceder a la colaboración de las fuerzas armadas.
Estas acciones de Tabaré, actor clave para lograr una solución favorable a los intereses de ambos países durante el conflicto, no deben soslayarse. A esta altura conviene preguntarnos que interés real motivó al Sr. Presidente para movilizar en tres oportunidades tropas en la zona del conflicto, rodeando a la empresa Botnia, cuyos directivos se regocijaban por las acciones del Presidente, que protegía con el ejército la violación del Estatuto del Río Uruguay para que la empresa se radicara a la vera del Río.
Sin embargo las acciones del Sr. Presidente no acabaron con el despliegue del ejército, la convocatoria a Estados Unidos para la utilización de la fuerza en el conflicto, sino que además se le otorgó a la empresa zona franca, es decir liberación total de impuestos durante 40 años y se redactaron regulaciones a su medida para que pudiera volcar efluentes tóxicos al Río a temperaturas ampliamente superiores a las que permitía la legislación uruguaya vigente y nuevamente en violación del Estatuto del Río Uruguay.
Mucho se ha dicho a favor y en contra de los asambleístas, pero existe un hecho que resulta ineludible: en todo momento los asambleístas reclaman por la salud del Río. La protesta nunca tuvo un fin económico o mezquino, su reclamo es de interés colectivo y quizás por ello decenas de miles de ciudadanos que no son de Gualeguaychú han acompañado sus marchas en el puente.
¿Cómo se defiende al Río compartido por dos países cuando uno de los Presidentes entiende que la manera de resolver la contaminación del Río es mediante el despliegue de las fuerzas armadas para proteger la ilegalidad de la empresa?. ¿Cómo se defiende a un Río compartido de un negocio de mil millones de dólares dónde uno de los Presidentes se comporta como empleado de la empresa multinacional que pretende radicarse en sus costas?. Finalmente, ¿cómo se defiende a un Río compartido, cuando los asambleístas que estoicamente continúan su reclamo son perseguidos y juzgados como delincuentes por sus acciones de defensa del medio ambiente, mientras las autoridades ambientales de ambos países brillan por su ausencia?.
Lo que hizo el Sr. Tabaré Vazquez, el despliegue de las fuerzas armadas durante el conflicto, no es absurdo como algunas declaraciones hoy pretenden. Todo lo contrario es totalmente congruente con una política de proteger los intereses de un negocio de mil millones de dólares en perjuicio de la gente y del Río.
* Presidente Fundación Centro de Derechos Humanos y Ambiente